Los intentos de fraude al seguro tuvieron en 2015 un impacto de 550 millones de euros. Esa es la estimación realizada por las aseguradoras a raíz de un sondeo elaborado por UNESPA y dado a conocer con motivo de la entrega de los premios del XXII Concurso sectorial de detección de fraudes que organiza Investigación Cooperativa de Entidades Aseguradoras (ICEA).
El pasado año se produjeron cerca de 306.000 reclamaciones fraudulentas al seguro. Esa fue la suma de siniestros simulados, inducidos e inventados, así como de los incidentes fortuitos en los que los perjuicios padecidos fueron exagerados, así como de los incidentes fortuitos en los que los perjuicios padecidos fueron exagerados.
Cuando se mide la huella del fraude el seguro automóviles se sitúa, de nuevo, claramente en cabeza. Concentra más de la mitad de los importes reclamados de manera ilícita (53%).
Una red que simulaba atropellos
El ganador del primer premio de detección de fraudes en la categoría del seguro de automóviles fue para de Línea Directa, que destapó una red de delincuentes especializados en simular atropellos. El primer caso ocurrió en Sevilla. Un mes después se registró un accidente similar en la misma provincia. En los dos siniestros se facilitó un idéntico teléfono de contacto.
Gracias a esto se descubrió la estafa en el tercer caso. Uno de los asegurados reaparecía, esta vez como lesionado en vez de conductor, junto a otras seis víctimas. Se descubrió que alguno de los miembros de la red había llegado a estar involucrado en 19 siniestros. Las falsas víctimas renunciaron a las indemnizaciones que reclamaban.
Un abogado que captaba lesionados
Línea Directa analizó varios expedientes donde coincidía como reclamante un mismo abogado de Murcia. Las pesquisas permitieron descubrir cómo el letrado captaba a lesionados para hacerlos pasar por víctimas de accidentes de circulación, a las que representaba en los pleitos.
En esta tarea contaba con la colaboración de una clínica de rehabilitación que, en lugar de facturas, emitía albaranes falsos. Los implicados fueron denunciados ante la Guardia Civil. Esta investigación puso al descubierto las reclamaciones indebidas de ocho lesionados ficticios y logró un ahorro de 57.000 euros en indemnizaciones.
Un falso siniestro total para un falso amante
El tercer premio, para Pelayo, es una historia de película. Un hombre viajaba por la noche por una carretera convencional de Asturias. Al tomar una curva, el vehículo se salió de la vía, cayó a un terraplén. El conductor telefoneó a su aseguradora y no paraba de hiperventilar. El coche era un amasijo de hierros pero había salido prácticamente indemne. ¿Cómo había salido vivo?
Las pesquisas permitieron averiguar que ese mismo vehículo había sufrido un siniestro grave hace meses. El conductor decía lo había comprado 19 días después por 21.000 euros…. No, la factura presentada era falsa, sólo le había costado 2.400 euros. Además, en ese tiempo hubiera sido imposible reparar los daños sufridos por el coche.
El ejecutor del fallido fraude se defendió diciendo que iba a altas horas a un pueblo cercano para ver a una supuesta amante. Había decidido emplear una vía secundaria para evitar los peajes de la autovía. En realidad, el conductor encontró una carretera aislada para tirar el coche por el barranco y simular el accidente. Sólo así se explica que no saltaran los pretensores del cinturón de seguridad, que la ventanilla del pasajero estuviera bajada y, sobre todo, que el asegurado hubiera salido vivito y coleando de esta situación.
(Noticia extraída de El Mundo)